jueves, 25 de junio de 2015
Fent un tomb per Internet m'he trobat un blog molt interessant que fa un repàs històric de les rieres d'Horta, i especialment de la riera de Can Marceli. Recomano la seva lectura donat aporta elements de reflexió sobre la preservació de l'entorn i el valor paisatgístic de la zona.
Més informació:
https://pladebarcelona.wordpress.com/2014/06/16/la-riera-den-marcel%C2%B7li/
viernes, 4 de mayo de 2012
“Vil·la Urania”, patrimoni de Barcelona, condemnada a l'òblit?
- Adiós a la Vil·la Urània de la Vía Augusta de Barcelona (La Vanguardia) http://www.lavanguardia.com/cultura/20120504/54288995397/adios-vil-la-urania-via-augusta-barcelona.html
- Josep Comas i Solà, el descobridor del planeta Barcelona, podria caure en l'oblit (Blog Altres Barcelones) http://altresbarcelones.blogspot.com.es/2012/04/sovint-quan-faig-rutes-per-barcelona.htmlhttp://altresbarcelones.blogspot.com.es/2012/04/sovint-quan-faig-rutes-per-barcelona.html
- La mala estrella de la Vil·la Urània. (Blog Barcelona Singular) http://blogspersonals.ara.cat/barcelonasingular/blog/etiqueta/edificis-abandonats/
miércoles, 22 de febrero de 2012
Otro oasis en Barcelona en peligro
Can Riera dataría del siglo XVI y sobrevive en un aparcamiento de camiones de La Verneda | El plan Sector Prim proyecta bloques de hasta 18 plantas
La supervivencia de Can Riera, la única masía que queda en La Verneda (Barcelona), está en el aire. Se trata de una edificación robusta y señorial, cerca de la futura estación del AVE de La Sagrera. La portalada principal todavía luce una placa de piedra en la que se intuye la fecha de consagración: 1574. Todavía mantiene una de las ventanas góticas originales en el segundo piso y varios elementos originales de los siglos XVIII y XIX. En Can Riera, además, viven aún una mujer octogenaria y un hombre de mediana edad, memorias vivas del pasado agrícola de la finca.
El terreno que Can Riera cultivó durante casi cinco siglos hoy es una golosa parcela edificable entre las calles Santander y Rambla Prim, mucho menos periférica gracias a la llegada del AVE. De grandes dimensiones (192.852 m2), tiene aprobado un plan urbanístico llamado Sector Prim, que impulsa Barcelona-Sagrera Alta Velocitat, una sociedad formada por el Ayuntamiento, la Generalitat y el Ministerio de Fomento. Prevé construir 3.509 pisos (el 45% de los cuales serían protegidos o tutelados), que albergarían a unos 7.700 nuevos vecinos en torres de hasta 18 pisos de altitud. No serán edificios 'singulares' de reputada firma, pero dejarán una buena huella en el skyline de Barcelona, porque estarán rodeados de bloques que no suelen pasar de las 10 plantas y se verán sobradamente desde La Sagrera, Sant Martí de Provençals, Sant Andreu y Sant Adrià del Besòs.
El Ayuntamiento de Barcelona aprobó las recalificaciones en junio de 2010 y en la documentación del plan se estimaba que la urbanización del entorno (incluidos los derribos) se realizaría entre 2012 y 2014, para que la construcción de los pisos tuviera lugar de 2013 a 2017. Sin embargo, el proyecto avanza con lentitud y estos plazos parecen hoy muy poco probables, aunque no hay ningún nuevo calendario sobre la mesa. La fase actual es acordar la reparcelación del terreno, algo "largo y complicado" según Barcelona-Sagrera Alta Velocitat "porque hay que poner de acuerdo a muchos propietarios". Además es quizá el ámbito menos urgente de todo el Plan Sant Andreu-Sagrera, por su poca relación con las obras del AVE. Cuando se cierre la reparcelación, se darán plazos a empresas y residentes para mudarse y luego empezarán los primeros derribos. La construcción de pisos queda tan lejos que aún ni se ha planteado revisar la cantidad en función de la demanda actual de viviendas, mucho menor tras el pinchazo inmobiliario.
La masía en concreto está en terrenos propiedad de la promotora IOSA Inmuebles S.L., filial de COMSA-EMTE, que posee el 18% de la superficie afectada por el plan. Fuentes de la promotora señalan que las obras pueden tardar aún "varios años" y que el liderazgo corresponde sólo a las administraciones, así como la decisión de "qué debe conservarse y qué no". Respecto a replantear el número de pisos, comentan que "aún es pronto para estudiarlo" y que llegado el momento ya decidirán si les todavía conviene "construir los pisos o vender los terrenos a otras promotoras".
Apropat, una plataforma de vecinos de La Sagrera y de Sant Martí, reivindica la preservación de la masía y un muro colindante del siglo XVIII, que es el último tramo superviviente de la histórica Riera d'Horta. Hoy por hoy ninguna de las dos cosas está protegida como patrimonio y, de hecho, en los informes del Sector Prim, la masía sólo aparece mencionada como "construcción rústica" no residencial. Conservar ambas exigiría modificar sustancialmente el plan urbanístico, pero no lo imposibilitaría. Apropat, que cuenta con historiadores y arqueólogos entre sus filas, elaboró un informe de las características y elementos de valor histórico de Can Riera y la Riera d’Horta –a falta de estudio alguno hecho por las administraciones– y lo remitió en noviembre al regidor de Sant Martí y a Alcaldía.
Como no obtuvieron respuesta, buscaron colar en la Comisión de Hábitat Urbano y Medio Ambiente una pregunta directa al consistorio. Lo consiguieron a través del grupo municipal de ICV-EUiA, que el pasado jueves instó al Ayuntamiento a estudiar antes de un mes el valor patrimonial del conjunto y su inclusión en el Catálogo protegido de la ciudad. La propuesta fue aceptada y el Distrito de Sant Martí afirma que "ya se ha iniciado el proceso".
Lo que queda del oasis
Can Riera subsiste en medio de un tosco aparcamiento de camiones, pero goza aún de una cierta cotidianidad rural, con un gallo, más de 30 gatos esterilizados y un modesto jardín arbolado. Un campo de futbol –el que usa la U.E. Sant Andreu para entrenar– completa el paisaje. Pero los años hacen mella en algunas estructuras, ya muy frágiles. Por ejemplo, un tejado lateral se ha derrumbado, se ha formado un palomar en una habitación y los antiguos lavaderos están ya muy dañados. Su aislamiento –apenas se la ve desde la calle– ha sido su suerte y su perdición, porque la preservó del fervor constructivo del desarrollismo pero la ha privado también de la estima del barrio. La mayoría de vecinos ni saben que la tienen ahí.
Los elementos más antiguos, a parte de la estructura y los muros, son una placa de 1574 y una ventana gótica. La placa conlleva un cierto debate, puesto que la segunda cifra tiene una grafía poco clara, como se aprecia en el video adjunto, y podría ser también un 3 o un 4 mal dibujado, con lo que la casa sería aún más antigua. "Las placas de este tipo no eran usuales en 1400 ni en 1300, por eso pensamos que es un cinco. Se refiere a la fecha de bendición religiosa o de reforma, pero con seguridad se colocó a posteriori", explican Jordi Petit y Eduard Milà, miembros de Apropat. "En todo caso, se trataría de la masía más antigua del distrito", remacha Eduard, historiador de profesión.
La ventana también tiene su miga. Tras ella hay dos pequeños bancos cortejadores de piedra. "Hace años el ‘masover’ recibió una sustanciosa oferta para comprar la ventana, de alguien entendido, supongo. ¡Suerte que no aceptara!", celebra Diego Apaolaza, el inquilino más joven. Da al segundo piso, una buhardilla muy grande y llena de las cuerdas y palos para secar viandas. La primera planta es la residencia principal, con un amplio comedor, dos habitaciones nobles con dormitorio segregado y media docena de estancias secundarias. Una de éstas tiene una aspillera para fusiles bajo la ventana, en un ángulo que permitía disparar a cualquier intruso que se acercara a la entrada principal.
Fue una finca próspera, en la que también vivían criados y ganado. En la planta baja hay dependencias menores para el servicio, un generoso vestíbulo y una cocina original del siglo XVIII. Contiene una chimenea de dos metros de ancho con arco delantero de hierro, fogones de cerámica para carbón y baldosas decorativas "que alcanzan los 30 euros por pieza en el mercado negro", explica Jordi Petit, arqueólogo.
En la fachada quedan restos de dos deteriorados relojes solares y al lado de la casa hay una segunda construcción más baja y blanca, "una era para guardar la cosecha y batir el grano" según Petit y Milà. En la parte posterior quedan parte de dos tinajas cerámicas del s. XIX, para almacenar vino. Hasta la llegada de la filoxera (1877), el cultivo fundamental de Can Riera fue la viña. Tras la plaga, las tierras se dedicaron a hortalizas y verduras y fueron explotadas por payeses locales hasta finales de los 80, cuando dejaron de ser rentables. En los 90 se vendieron para crear el actual aparcamiento de camiones, sin ningún remilgo estético, que destruyó todas las canalizaciones y la enorme balsa de agua de la finca. De los dos pozos techados que hubo tampoco queda ni rastro.
Sin embargo, no toda la casa está documentada. Necesitaría una limpieza a fondo y la retirada de los escombros acumulados para poder valorar bien algunas pinturas que se intuyen en el recibidor, por ejemplo. También podría contener un pasadizo subterráneo de acceso a los canales de riego: "Mi madre asegura que de joven bajó con mi padre a una especie de sótano, al que se accedía levantando una tapa y que daba a una galería muy larga, por la que anduvieron un buen rato", rememora Apaolaza, que ha buscado sin éxito la tapa durante años.
Más información: La Vanguardia http://www.lavanguardia.com/vida/20120223/54259179937/can-riera-masia-barcelona-amenazada-sector-prim.html
martes, 7 de febrero de 2012
Passejant per Horta
"Passejant per Horta es un libro de Òscar Julve que invita a entrar en la vida cotidiana de los vecinos y vecinas de Horta, de la Clota, de Can Fargues... a redescubrir un paisaje urbano con un pasado reciente muy rural que lo hace especialmente atractivo y fascinante.
Pasearéis por un montón de huertos con la sensación que es imposible que estéis en la ciudad de Barcelona; conoceréis gente que os explicará historias antiguas llenas de melancolía, de aquellas que explicaban los abuelos; comprobaréis que justo ante vuestros ojos existe una convivencia entre vecinos admirable, una estrecha comunión con toda una historia detrás.
Descubriréis calles con lavaderos, torres con solera, masías, casas de indianos, laberintos y velódromos, cementerios románticos, plazas populares, ateneos ilustres... descubriréis la magia de un barrio que ha sabido preservar su identidad por encima de todo".
Fuente para la entrada: Ajuntamiento de Barcelona
Para consultar la web con el trabajo de Òscar Julve visita: http://julve.wordpress.com/